lunes, 16 de junio de 2014

Los burritos de Jerez

Hace algún tiempo conocí un lugar de Jerez, a penas a menos de 10 minutos del centro, andando y en lugar privilegiado. Había una pequeña manada de unos treinta y tantos burros, con pelajes principalmente grises y negros con algunas manchas también marrones claras. Hoy pasado un tiempo desde que los vi por primera vez, hay otros pelajes más comunes con los burros que conocí de mi tío, cuando era calero.
La parcela tiene unos 150 metros de largo y el ancho varía de unos 20 metros a otras partes que pueden tener unos 60, es irregular y además de la pradera que tiene, tiene también cerrados donde hay algunos sementales, más las cuadras que alguna queda justo a la espalda del chalet, al parecer del dueño de ambas cosas
Me pareció un tanto sorprendente que rodeados de barriadas, frente al Estadio de Chapín y con un gran chalet dentro del recinto
Me interesé en primer lugar por haber tenido bastante contacto con estos animales, cuando era pequeño y no haber visto nunca este pelaje tan raro para mí.
En segundo lugar mi curiosidad por saber y con la intuición que podía haber una historia interesante detrás de este “hallazgo”.
Al fondo se ven las chimeneas de la Fabrica de Vidrio, lindando con Renfe
Esto se remonta, según me informan, a la alcaldía del “insigne” Pedro Pacheco, que amparado en las leyes del momento, exigía una parte de los terrenos urbanos para equipamiento social, cuando fui concejal era un 10%, no se si después variaron el porcentaje..
Ese terreno era de unos de los dueños de bodegas, creo recordar que era el Sr. Caballero, el de ponche Caballero. Al parecer llegó a un acuerdo con el alcalde y dedicaría una cierta cantidad de terreno a hacer unas viviendas unifamiliares tipo inglés. Las hizo y fueron ocupada.
Tiempo después volvió a la carga el alcalde exigiendo más terrenos, no se si a cuento de no haber suficiente metros dedicados a la social, o por otras cuestiones, lo cierto es que volvió a hacer más vivienda y se aplacó la cuestión.
Pero como no hay dos sin tres, de nuevo la burra al trigo y al parecer este propietario, posiblemente harto de las peticiones municipales, buscó una manada de burros de una especie en peligro de extinción y ahí paro las peticiones.
Al parecer cuando se trata de animales de especies precarias tienen todas las protecciones del mundo, desde entonces se encuentra este anacronismo de una manada de burros dentro del perímetro del casco urbano, con sus olores, rebuznos y moscas que les acompañan.
Espero que no cunda el ejemplo sino nos veremos abocados a convivir con otras especies, en plena urbe, porque son innumerables las que están en peligro de extinción, gracias a la acción o necedad de la especie humana.

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