jueves, 21 de julio de 2011

La huella ecológica y II



Existen estudios sobre las necesidades a cubrir por la Naturaleza que son espeluznantes, por ejemplo: cada español consume de media un árbol al año. Somos 47 millones, con lo cual necesitamos iden de arboles y además plantar el mismo número para mantener el “ritmo”.

Si esto lo trasladamos a países como china serian 1400 millones de árboles/año. Esto solo para papel pero si todos los países del mundo quisieran vivir al ritmo del nuestro, o del ciudadano medio europeo, necesitaríamos 5 planetas como el nuestro, y sólo tenemos uno.
Para las demás necesidades necesitamos 2 hectáreas por españolito, con lo cual necesitamos 94 millones de Hectáreas para cubrir nuestras necesidades. Esto trasladado al escala mundial es una barbaridad de tierra cultivable la que se necesitamos. Pero además hay países no tan afortunados como el nuestro, que su habitantes no tienen tierra suficiente ni para cubrir sus necesidades. O porque las tierras son improductivas o por estar en manos de muy pocos. Esto es muy habitual donde los españoles tuvieron colonias. Incluyendo a España.

Si unimos a esto la deforestación de zonas como la amazonia, que será muy difícil su recuperación por las condiciones de la tierra, el crecimiento de la población mundial con unas expectativas de vida superiores a tiempos pasados.
El crecimiento además en números de habitantes de la mayoría de países emergentes (China tiene penalizado más de un hijo por pareja, calculaban que hasta el año 2000 no llegarían a los 1.200 millones de habitantes, llegaron varios años antes ahora son 1.340 millones de chinos).
La contaminación de los mares, con lo cual cada vez será más problemática la pesca. Debido en gran parte por la basura que seguimos arrojando a los mares, a veces son directamente venenos (metales pesados) la advertencia reciente de que los menores y embarazadas no coman túnidos por los contenidos de mercurio, serán cada vez más frecuente.
Existen mares como el Mediterráneo que su vida está muy mermada desde tiempos atrás. Solo hay que hablar con pescadores mayores.
Y aunque ya reciclamos bastante, la generación de nuestros hijos y más mayores que nosotros no tienen aun una clara conciencia de esa necesidad, además de consumir menos naturaleza.

Cuando niño tuve unas vacaciones con mis tíos José y Rosario, este era guarda de un cortijo, situado en lo alto de un cerro, un antiguo cuartel de caballería, tenia dos primos mayores que yo, Antonio que iba y venía a trabajar a Jerez en bicicleta, estábamos a unos nueve kilómetros.
Federico tendría como 13 años y eran de una gran inventiva.

!Miguel vamos a jugar a los coches¡, nos íbamos al lado de la casa y allí había un pequeño muladar, con cuatro latas y alguna suela de alpargatas, que era el calzado habitual de los jornaleros.
Tomábamos un par de latas y varias suelas, las latas se le quitaba las tapas y se le hacía con una puntilla agujeros por delante y otros por detrás, a ambos lados,de allí mismo se sacaba un trozo de alambre, que se enderezaba y este era el eje. Con la navaja y un poco a pulso se hacía un circulo con las suelas a modo de neumáticos y por la primera, una vez perfeccionada, se hacían las demás. Un agujero en el centro y a montar las piezas
Otro agujero delante para atarle una cuerda y ya teníamos un par de magníficos coches, con lo cual ejercitábamos la imaginación, la habilidad manual y el reciclaje de las poquitas cosas que se tiraban. Teníamos más tiempo de construcción del juguete que en el juego propiamente. !Y no nos aburríamos¡. Como los niños de hoy, que suelen aburrirse de hartazgo de juguetes y cosas.

No existían las bolsas de plásticos, todo el mundo tenía un bolso, cesto o capacha de piel, tela, esparto, palma, mimbre o papel, para las compras, que duraban bastante tiempo y además los de papel cuando ya se rompían se reutilizaba para encender el fuego. O embalar algo valioso

Mi tío cazaba los conejos y los vendía a un recovero que pasaba por allí desde Paterna, yo se los acercaba a la carretera, con el caballo, igualmente a caballo se iba por el pan, el vino y el tabaco a la Venta de Cartuja.
¿Qué huella ecológica dejaban con esa vida? Muy poca, ¿quiero volver a aquellos tiempos? Personalmente no me importaría mucho, pero no se trata de eso, sino se trata de que tenemos que lograr una vida menos “destructiva” porque el ritmo que llevamos no es posible que nuestro planeta lo soporte y cada vez existen fenómenos que antes no se veían, y esto sin entrar en la cantidad de productos creados en laboratorios sin saber qué efectos tendrán sobre los humanos y su medio.

Ahora estamos con una nueva iniciativa que ya viene bastante retrasada, que es la Ley de Reciclaje, pese a que no todos estemos de acuerdo con el total de la ley, creo que esto al menos evitará parte de la destrucción que seguimos practicando de manera consciente o inconsciente, y no me refiero al pueblo sólo, sino también a nuestros dirigentes, que no suelen tomar iniciativas a tiempo, ni suelen dar ejemplo.
Pero espero que esto valla cambiando el modelo de usar y tirar porque lo mismo que hoy habémos muchos indignados con los políticos y el modelo económico, llegará un día que nos indignemos con el trato que damos a la “Pacha Mama” la Madre Naturaleza.

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