sábado, 9 de octubre de 2010

La familia de mi madre, tía Aurora

Mi tía Aurora era la mayor de las hermanas y creo que también de los hermanos, pero hasta en República, las mujeres también estaban por debajo del papel preponderante de los varones.
De muy joven trabajó como criada, hoy servicio doméstico, con una familia de Ubrique que era conocida por el apodo de “los Triguitos”. Mas tarde se trasladaron una parte de esa familia a Jerez.
Con ella fueron mis tías Aurora, Trinidad y Rosario.
Hubo un periodo poco antes de la guerra incivil, que en Ubrique se organizó una huelga de mozas de servicio doméstico pidiendo mejores condiciones y sueldo en sus trabajos. Encabezada por Teresa “la de las gafas”, la madre de Esperanza Suárez, creo que también iba la Tula Lozano y entre ellas estaba al frente de la manifestación mi tía Aurora, aunque las otras eran las que lideraban el tema, ella también estaba con la pancarta.
Pese a que mi abuela María Flores le decía que no fuera a la huelga, tal vez porque conoció la 1ª Guerra Mundial y veía venir la siguiente.
Tiempo después la rebelión de algunos generales que trajo la dictadura, dio pie a toda clase de venganzas y desmanes, además de los asesinatos.
Uno de aquellos desmanes fue que una de las medidas represoras tomadas contra las mujeres era raparle la cabeza, como desprestigio. Esto venía a cuento de la cultura militar implantada donde la también se utilizaba esta práctica como represión menor.
El otro extremo era el asesinato bien con juicio, o paripé sin garantías o la aplicación de la ley de fuga. A mi tía le cayó la primera, como represión

Cuando nací en 1950 mi tía ya tenía un hijo de 8 años (Ángel). Su esposo José Benítez Vegazo, era un hombre muy culto para aquella época de supersticiones, oscurantismos y analfabetismo generalizado. Compraba y leía todos los días el ABC, de los pocos periódicos tolerados por  ser de derechas , por el régimen franquista.
Era partidario de que los hijos supieran de política, cosa que estaba muy mal vista y que a más de uno les trajo quebraderos de cabeza. Pero le perdía su afición al vino y a mirar de forma oculta las mujeres ajenas. Como trabajador era muy bueno en su especialidad de ahormador de artículos de piel, un perfeccionista. Siempre pulcramente vestido, de pequeña estatura y carácter jovial. Nunca le escuché discutir con mi tía. Reía con frecuencia de forma estruendosa.
Aunque en el resto de la familia no tenían muy buena valoración de él, siempre creí que pese a sus defectos, era un buen hombre y por eso y otras cosas me gustaba ir pos su casa.

Otro atractivo para mí en casa de mi tía era, que cuando comía allí me parecía de película, un plato para cada cosa, mantel y servilletas de telas blancas, siempre limpísimas y además mi tía era una magnifica cocinera. Supongo que esto era fruto de los años de servicio con los “triguitos” y de que mi tía era otra perfeccionista. Había familias acomodadas en el Ubrique de los años 50 que cuando tenían una comida de celebración, para quedar bien con alguien, o limpiar un traje sin tener que lavarlo buscaban a mí tía Aurora, lo hacía perfecto. Como casi todas las mujeres de su edad y posteriores, rara vez aprendieron a leer y escribir, mi tía dibujaba su nombre, con más o menos dificultad.
También mi primo Ángel coleccionaba “tebeos”llamados ahora cómics y también era un buen dibujante, lo primero me sirvió para aficionarme a la lectura ya que a los dos años y medio leía bastante bien esto me posibilitó muchas horas de lectura. Ellos vivían en El Cuartel Viejo en la Plaza de la Verdura y yo en la Torre, junto al San Antonio, así que me dejaban bajar solo y volver.
El dibujo que yo ya lo practicaba desde que aprendí acoger un lápiz, mi primo sin proponérselo me servía de acicate para seguir por dónde el iba.
Cuando pequeño operaron a mi padre de apendicitis en Jerez en al Plaza del Arenal, hoy sede de CC. OO. y U.G.T.. Me llevó mi tía para ver a mi padre y mi madre que le acompañaba en el hospital, pero hasta la hora de visita me llevó a una zona residencial, con casas unifamiliares con un jardín por delante resguardado por una valla de maderas blancas. Al parecer era donde vivían los que aun quedaban de la familia donde trabajo siendo más joven.
Cuando salimos de allí estuvimos dando vueltas por Jerez varias horas para encontrar la plaza del Arenal (?). Y yo que tendría unos seis años, estaba agotado de dar vueltas, al final llegamos con el tiempo justo a la hora de visitas, estar un ratillo y salir pitando para Los Amarillos, en la calle Arcos, para volver.
Cuando mi tía tenía como sesenta y muchos años iba un día por una acera de Jerez con un bolso de poco valor, eran los tiempos de los tironeros y un miserable cobarde montado en un ruido le atacó por la espalda y al llevar el bolso enganchado en el brazo le dio un tirón que no esperaba ella, la tumbó y la arrastró varios metros para robarla. Le partió el brazo derecho y la dejó incapacitada para el resto de su vida. El bolso llevaba unas bragas y 75 pesetas. Maldito canalla.

A partir de entonces mi primo que ya estaba sin trabajo, se hizo cargo de la casa y de su madre, de donde no volvió a salir mi tía con vida, por ser una construcción muy antigua con cuatro tramos de escalones irregulares, y los bordes redondos, desgastados y algunos de una altura imposible para una persona mayor e impedida.
Creo que mi tía estaba muy contenta por la asistencia que recibió de su hijo, durante el resto del tiempo que vivió desde el robo canallesco y por nada.
Mi primo cuando escribo esto se está debatiendo entra la vida y la muerte en el hospital Puerta del Mar al parecer con pocas papeletas para existir, al decir de los médicos.

Nota: de las tres mujeres que hay de pie vestidas de negro, la tercera a la izquierda, era mi tía Aurora, y mi primo Angel el que está junto al novio, bajito y con corbata.

1 comentario:

Pedro dijo...

Me gusta lo que escribes lo entiendo perfectamente.

El otro dia fué mi cuñado el Moli (Paco Ramán) a ver a Angel y lo vio bastante chungo. Ajolá se recupere.