viernes, 10 de septiembre de 2010

La Enseñanza en Ubrique


PROFESORES

En primer lugar quiero recordar un profesor de primeros del siglo XIX que se llamaba Don Francisco Fatou y Lucas, siempre escuché a mi tío Francisco Salas Flores, hablar muy bien de él.

Este profesor dejó muy buen recuerdo porque los alumnos que salieron de sus clases han sido al parecer durante largo tiempo los mejores preparados de Ubrique.
Mi tío fue durante muchos años un magnifico albañil, que se hizo de buena reputación, que le duró hasta caer en la bebida por exceso de dinero.
Cuando se presupuestaba una obra, era muy normal que el maestro de obra (autónomo de hoy) pidiese muchos más ladrillos, tejas o cemento, o por el contrario faltasen en exceso. Sin embargo mi tío como empleaba las matemáticas, los materiales les venía a lo justo, evitando gastos innecesarios y contratiempos.

Yo por mi experiencia personal puedo decir que Anita Esquivel, como la llamábamos cariñosamente sus alumnos y convecinos, y sin llegar a las profundidades de la raíz cuadrada, el algebra etc. en lo elemental era muy buena enseñante.
También las monjas que conocí hasta los 5 años eran muy buenas con las letras y sobre todo enseñando a los peques a leer.
Antonio González Torres también se decía de él, que enseñaba matemáticas muy bien.
Por último en 1990 quedé en paro, en una larga crisis que vino, y me fui a estudiar Graduado Escolar y me encontré un magnifico y preparadísimo profesor, que todos les llamábamos Quique, de apellido Iglesia. Que de haberlo encontrado antes seguramente mi vida hubiese sido encarrilada en el estudio reglado

A mí siempre me gustó aprender, esto me lo inculcaron mi madre y la Iglesia católica, pero con Quique aprender para mí ya era un gustazo, no acento de esfuerzo. ¡Y lo bien preparado que estaba este hombre¡.

Los primeros profesores que conocí tenían que vivir dando clases particulares porque con aquellos sueldos que cobraban los funcionarios de la época, maestros, guardias civiles, municipales, militares….era imposible. El que tuve que padecer incluso estuvo varios cursos que sus alumnos particulares eran los mismo que en el colegio, dando allí directamente las clases para preparación al instituto y diciéndonos al resto de los alumnos que estudiáramos a la par, pero sin libros, y lo peor sin base Hubo el caso de un profesor que incluso dejó su carrera y se fue a vender con un muestrario de piel.
Otros anteriores conocieron a profesores verdaderamente enfermos por hambre, y hubo uno que premiaba al alumno que se presentara con algún huevo buscado, en las horas de clase, en la ribera del río, junto a los molinos de Pepe Román o de su primo Paco Román, que eran los dueños de las aves

Entonces se decía la frase “PASA MAS HAMBRE QUE UN MAESTRO DE ESCUELA”

Se ve que a los dictadores no les entusiasma mucho que la gente aprenda, mientras más ignorantes mejor para manejar.
¿Pasará lo mismo en democracia?

COLEGIOS

Por haber nacido en 1950 la dictadura llevaba aun pocos años para lo que iba a durar el dictador. No conocí los años de mísera y penurias que pasaron la generación anterior, pero en el terreno del que hablamos era un desastre. Mi caso concreto como ejemplo:

En párvulos estábamos encima del antiguo mercado de abasto, junto a la ermita de San Pedro, en la calle estrecha de la esquina, teníamos la entrada, con una escalera altísima, como para niños de 5 años. Allí hubo dos clases durante algunos años. Después nos pasaron a la Parroquia que también hubo dos aulas en tres clases, con solo dos profesores, precisamente al mío le tocó buscar a “alguien” para que estuviese al cuidado y supongo también, compartir el exiguo sueldo.
Por otro lado estaba el Grupo Escolar Rodríguez da Valcárcel (en la republica fue la Casa de los Petaqueros, y se recuperó en democracia para la Cooperativa Unificación y Biblioteca, hoy edificio de usos múltiples) donde había lo más parecido a un colegio, incluso con un patio para jugar, por supuesto de tierra.
Un poco más abajo encima del matadero se habilitaron otras dos clases (donde está la Escuela de Adultos y Radio Ubrique). Y justo allí vivía un profesor mayor, y tenía una sobrina llamada Mari Cruz, que era la que a veces teníamos en la escuela de la parroquia y estábamos encantados con ella, por ser una persona estupenda y no nos daba el mal trato del profesor.
Más tarde se creó el grupo escolar Víctor de la Serna, que este ya si era un colegio en las mejores condiciones de la época. Después el Francisco Franco, que todo el mundo lo llamó por la escuela redonda, que es un modulo escolar redondo con aulas en formas de cuñas estando el profesor en el lado más estrecho, de manera que es el profesor el objeto de todas las miradas y el a su vez de una sola mirada controlaría toda la clase.
Al parecer no sería muy convincente el invento cuando no continuó. Después vino el Reina Sofía y al final de la dictadura el Fernando Gavilán que no quedó terminado, puesto en funcionamiento ya en democracia al igual que el Instituto de las Cumbres. Y los ayuntamientos de esta nueva etapa solo tuvieron que hacer el Ramón Crossas.

Clases de Adultos

Además de habilitar las clases para la Educación de adultos,
que estuvo durante bastantes años del fin de la dictadura sin funcionar, dejando así a una población adulta sin alfabetizar. Hoy en el antiguo lugar de las dos clases, encima del matadero, debajo de Radio Ubrique.
En los años 60 cuando fue un aluvión de españoles a Alemania, Francia, Holanda , Bélgica y otros países de Europa, debido a que eran en general, aquellos que no tuvieron jamás la oportunidad de aprender lo más mínimo en las escuelas, en gran parte por tratarse de personas de familias muy numerosas y trabajar desde pequeños. Dando este fenómeno lugar a exigir por parte de los políticos de estos países, más preparación técnica para poder adaptase a unos sistemas de producción más avanzados que los nuestros (recuerdo que entonces junto a Portugal y Grecia éramos las únicas dictaduras y los últimos de Europa en casi todo lo positivo, y los primeros en lo negativo, casi igual que hoy). Y debido a esto la dictadura hizo durante varios años el intento por elevar un poco el nivel de conocimientos de los españoles.

Luego hubo un parón de varios años donde no había clases para estas personas que seguían sin tener oportunidad de aprender lo mínimo para valerse en la vida.
Pero hubo una iniciativa desde el Asilo, por parte de una joven monja llamada Sor Servanda (hoy María Gómez Arjona) y que contagió a los jóvenes curas de la Parroquia y algunos seglares, entre ellos yo. Comenzando de manera coordinada clases de alfabetización, que en el asilo se dedicó al colectivo femenino, unas 250 mujeres trabajadoras, colectivo mucho más atrasado entonces. Y en la parroquia fue mixto dando cuatro clases en dos aulas, donde apredrí bastante de lengua española a base de preparme las clases como enseñante.
Del grupo que yo tenía, con muchos sigo manteniendo distintos niveles de amistad, y me alegra mucho que uno siguiera estudiando y hoy es profesor de secundaria otros agente de seguros, varios administrativos y el más listo de todos ha estado en varios trabajo pero no llegó a estudiar nada.

Los materiales

Este capitulo por fuerza ha de ser cortito, porque así era el material que teníamos. En el asilo El Catón 1º (una especie de compendio de conocimientos para niños) una libreta y un lápiz, aun en España no conocíamos el bolígrafo. Y para hacer cuentas una pizarra y un pizarrín.

En la escuela nacional, que así se llamaba además teníamos un libro llamado Parvulito, yo entre en el primer curso que se hizo, por lo tanto fuimos conejillos de india, y la verdad que fue un curso perdido, lo positivo conocer a nuevos amigos. Yo que estaba arto de leer tebeos, querían enseñarme las vocales y consonantes para aprender

Cuando entre con los mayores yo tenía 6 años y los había con 12 ó 14 y todos teníamos que dar lecciones de memoria del enciclopedia de Rodrigo y al año siguiente nuestros padres se vieron obligados a comprar el de hermanos Álvarez, que estos ya eran unos librotes más completos donde venían de muchas materias, pero el salto fue tan grande que era imposible ponernos la paso de los que eran mayores y llevaban varios años en lo mismo, con lo cual nos aburríamos y a los 11 años le pedí a mis padres salirme con el compromiso de ir a las clases de Anita Esquivel.
Esta señora sólo tenía unos pequeños libros de lecturas y otros de problemas. Un día se hacía dictado y el otro copiado, unos problemas y lectura en voz alta, uno por uno mientras los demás seguíamos con los deberes. En un año había aprendido con sólo una hora diaria más que los 6 años que estuve en la escuela nacional.

Como habéis podido entender en los últimos años del franquismo no hubo el problema de falta de puestos escolares, esto lo quiero investigar por ser un fenómeno que era lo más frecuenten en la dictadura, pero no en nuestro pueblo.

1 comentario:

Esperanza Cabello Izquierdo dijo...

Muy interesante esta historia de la enseñanza en Ubrique.
Afortunadamente hoy todos los niños y niñas van a la escuela y tienen lo que necesitan. De todas formas creo los niños antes suplían con ilusión, esfuerzo y ganas de aprender la falta de material. Lo malo es que muchos ni siquiera podían ir a la escuela.
Saludos