martes, 4 de noviembre de 2014

Anita "La Lechera" Personas corrientes que hicieron cosas extraordinarias

Era Ana una señora de unos 80 años, muy limpia, con ropas de anciana de aquella época -sobre 1962- es decir, desde que cumplían 50 años (más o menos) se iban oscureciendo las prendas de vestir hasta quedar vestida de negro, con pañolillo en la cabeza incluido, ello si antes no había una muerte de familia cercana, entonces tenían el luto desde 5 años hasta enlazar con el luto permanente. Ella llevaba prendas de semiluto, pero por delante siempre llevaba el delantal blanco, impoluto, con unos bordes blancos fruncidos, que resaltaban por su blancura.
Siempre bien peinado su cabello blanco con el roete, que era signo de “identidad” de las señoras mayores. También solía llevar babuchas negras.

Esta señora al parecer quedó viuda, no se si joven o más mayor, pero lo cierto es que no tendría medio de vida y seguro que de tener pensión de viudedad sería mísera, cosa normal de entonces. Por esta causa las familias solían ser muy amplias, entre otras cosas, eran los hijos un sustento o seguro para la vejez.
Ella, cuando yo era pequeño, tenía de ayuda su nieta Elena, una joven de unos 20 años, que a la postre heredaría su tienda.
Pero pese a su nieta, Ana seguía llevando el negocio de la tienda de ultramarinos con su “sistema” de contabilidad.
Entonces se solía cobrar por semana y mientras se solía ir por artículos “fiados”, luego el sábado cuando se cobraba se iba a por más artículos y a pagar.
El sistema consistía en unos círculos, cruces y rayas. Un circulo grande eran 5 pesetas o 1 duro, uno pequeño 1 peseta, una cruz era 10 céntimos de peseta o perra gorda y una raya vertical eran 5 céntimos o perra chica, o chica. Con lo cual cuando abría la libreta era una cosa insólita la visión, pero a la vez admirable, ver como aquella señora había inventado un sistema para llevar las cuentas, siendo como gran parte de las personas que vivieron en república, dictadura de Primo de Rivera o dictadura franquista, fue una generación que gran parte de ella jamás entro a un aula a aprender.
Solía decir cuando venía a cuento: yo el único vicio que he tenido es ganar dinero.

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